En realidad, se trata
de una elección sencilla. Si no se desea procesar las imágenes, se selecciona
JPEG. RAW, por otra parte, es útil cuando se quiere procesar las imágenes en el
PC.
Las imágenes JPEG se
comprimen y la cámara las procesa según la configuración previamente seleccionada
para permitir la impresión inmediatamente después de captar la foto. El
procesamiento es anterior a la toma, por ejemplo, con los adecuados ajustes del
balance de blancos y de estilos de imagen. El efecto de estos ajustes no se
puede revertir completamente a posteriori.
Con el formato JPEG se
puede elegir también el nivel de compresión del archivo, aunque al comprimirlo
se pierden algunos datos: cuanto mayor nivel de compresión, menor será el
archivo y su calidad de imagen será inferior. La calidad de compresión de la
cámara se debe mantener en el mejor nivel posible, siempre que haya espacio en
la tarjeta de memoria.
RAW para procesar las imágenes
Los archivos RAW
contienen todos los datos captados por el sensor, sin pérdidas. Las imágenes
RAW incluyen más datos de la imagen que las JPEG. La profundidad de color de
las imágenes RAW también es mejor: en comparación con las imágenes JPEG de 8
bits (256 colores), las imágenes RAW tienen colores de 12 ó 14 bits (4096 ó
16384 colores).
Los archivos RAW
normalmente requieren un procesamiento posterior en el PC, aunque hay algunos
modelos de cámaras (p. ej., la Canon EOS 60D) que permiten ajustar las imágenes
RAW.
Los archivos RAW son
notablemente más grandes que los JPEG, por lo que la tarjeta de memoria
almacenará menos imágenes RAW. Además, debido al mayor tamaño de los archivos,
el número máximo de disparos en ráfaga es menor.
Para muchos
fotógrafos, la mayor ventaja de formato RAW se demuestra in situ: se pueden concentrar mejor en el disparo porque el balance
de blancos, la exposición final y otras configuraciones se pueden ajustar posteriormente
utilizando un programa de ordenador. Una imagen RAW es como un negativo digital
que se puede procesar posteriormente.
Muchos fotógrafos
profesionales utilizan exclusivamente el formato RAW. Los profesionales tienden
a utilizar el formato JPEG sólo cuando saben que sus fotos deben procesarse con
rapidez (para periódicos, por ejemplo) o bien cuando tienen que disparar
ráfagas largas, que es un requisito en fotografía de deportes.
RAW también es una
buena elección para los aficionados que desean conseguir la mejor calidad de
imagen posible y que están dispuestos a dedicar tiempo a procesar sus mejores
fotos en el PC.
Las ventajas de ambos
formatos se pueden obtener utilizando la configuración RAW+JPEG, en la que la
cámara guarda dos versiones de cada imagen simultáneamente. El fotógrafo decide
posteriormente cuál de los originales debe archivar.
Distintos fabricantes
de cámaras utilizan diferentes formatos RAW. El formato puede variar incluso
entre distintos tipos de cámara. Para procesar archivos RAW se necesita el
software del fabricante de la cámara que abre los archivos RAW generados por
ella.
En particular, las
imágenes RAW guardadas por las cámaras Canon EOS (extensión de archivo .CR2 ó .CRW)
se pueden procesar con el programa Digital Photo Professional. Además, otros varios programas pueden procesar este tipo de
imágenes, siendo los más conocidos Adobe
Photoshop, Photoshop Lightroom y Apple Aperture.
Tras su procesamiento
es posible imprimir las imágenes de archivos RAW. La imagen final que se
imprimirá, o que se utilizará de cualquier otro modo, se puede guardar, por
ejemplo, como un archivo JPEG o TIF.
Si se conserva el archivo RAW original, se pueden producir
con facilidad distintas versiones de la misma imagen. Experimentar… cambiar los
tonos, la definición, el contraste… ¡el único límite es la imaginación!